Mucha gente ve el alcohol etílico y la marihuana como sustancias opuestas, dada la distinta naturaleza de sus efectos. Sin embargo, la mezcla de ambas puede llegar a producir un placentero e importante colocón que nos invita a proceder con precaución.

Como con todas las sustancias, la mezcla es peligrosa pero también cuenta con un potente incentivo por lo agradable del efecto posible a conseguir. Es complicado encontrar el equilibrio cuando consumimos ambas drogas, y esto puede llevarnos a cruzar la fina línea entre el disfrute absoluto o echarnos a vomitar y acabar por el suelo. En este artículo veremos qué pasos seguir para consumir ambas.

Simplificando, el alcohol aumenta los efectos de toxicidad del THC, lo que incrementa la potencia del colocón. Además, por sí solo reduce la inhibición y la percepción, factores que pueden desembocar en un fin precoz de la noche si no se lleva con cuidado. El lado bueno es que el efecto producido por esta interacción es ideal para socializar y estar de fiesta, siempre y cuando no nos pasemos.

En este sentido el orden de consumo es muy importante: por un lado, si tomamos primero alcohol, el efecto de los cannabinoides se verá aumentado conforme fumemos. El problema es si bebemos demasiado antes de fumar, ya que la seguridad que nos puede dar la intoxicación etílica es peligrosa y fácilmente ayude a pasarnos de rosca.

Curiosamente, si elegimos fumar antes los efectos del alcohol tardarán más en aparecer, y nos permitirá controlar mejor la mezcla de ambas sustancias. El peligro en este caso proviene del hecho que no notemos que nos suba hasta que sea demasiado tarde y nos pegue el pelotazo de golpe. Un detalle: es posible mezclar con la ingesta de THC, pero no es nada recomendable ya que los efectos son mucho más potentes que al fumarlo.

Si finalmente no hemos podido evitar que nos suba “mal”, tocará respirar lenta y profundamente para evitar náuseas y paranoia que aparecen con este viaje. Después llegará el momento de retirarse a un lugar tranquilo donde descansar hasta que nuestro metabolismo logre hacer frente al exceso, y sirva como lección para controlar mejor la ingesta en el futuro.