Como algunos sabrán, en junio de este año Tailandia decidió eliminar todos los componentes de la marihuana que anteriormente formaban parte de la ley contra narcóticos. Junto con esto el gobierno tailandés liberó más de 4000 prisioneros condenados por asuntos relacionados con la planta, en una demostración de cambio legal y social. A pesar de lo increíble y llamativo que parezca este nuevo paradigma tailandés existen detalles a tener en cuenta, ya que no significa que vayamos a encontrar hierba por todas partes.

Para empezar, fumar en público continúa estando penado con una multa de 680$, por lo que el consumo en las calles se regula. Por otro lado se limita la concentración de THC en extractos hasta el 0.2%, igualmente ocurre con la comida que contenga marihuana servida en restaurantes. El lado bueno es que ahora los ciudadanos pueden cultivar y consumir lo que les venga en gana mientras sea en sus hogares, incluso se permite la libre distribución en su forma de planta.

Las razones de la legalización sin embargo no son sociales y tienen que ver fundamentalmente con la reactivación económica post-covid. De momento el uso recreativo no es un objetivo de la ley, incluso sigue penado en algunos casos.

Con esta nueva situación podría parecer que Tailandia se ha convertido en una especie de Amsterdam asiática. Pero las propias autoridades locales advierten a los turistas de que no acudan con el pretexto de fumar, y junto a la penalización por fumar en público y las limitaciones en la pureza de extractos de momento se bloquea el consumo en exteriores. Además, la gente que cultive debe registrarse en una App ofrecida por el Estado tailandés, y las iniciativas empresariales han de solicitar una licencia para su producción.

Estas medidas llevan cocinándose desde 2016, en un primer momento simplemente para despenalizar el cannabis, y fue en 2019 cuando se incluyó en la ley la supresión de la marihuana en la lista de narcóticos, abriendo la veda a este nuevo mercado. Sin embargo, todavía existen preocupaciones como la falta de legislación a la hora de conducir bajo los efectos o el miedo a que eventualmente las grandes empresas monopolicen la producción y distribución. La causa principal es lo acelerado del cambio legislativo y social, que se ha fraguado en cuestión de un par de años. Veremos en el futuro cómo avanza el cannabis en Tailandia, mientras tanto solo podemos observar con esperanza.