Los clubes cannábicos (también conocidos como asociaciones, asos, colectivos o dispensarios) son organizaciones o negocios que suministran flores de marihuana con fin recreativo o médico. Mientras que hay asociaciones sin el ánimo de lucro como objetivo principal y priorizan características como el bienestar de los socios a largo plazo, el apoyo y la promoción de la legalización del cannabis o el acceso a productos e instalaciones de calidad; otras en cambio se fundamentan en el beneficio económico rápido, a costa de utilizar el concepto de “asociación” como un simple punto de venta.
No es raro que varios dispensarios sean propiedad y regentados por las mismas personas, con objetivo de “franquiciar” de alguna manera y capitalizar el negocio, pero esto se vuelve una abominación del concepto cuando estas asociaciones ofrecen unas instalaciones básicas y sin ningún tipo de mejora cualitativa, así como carecen de actividades o reuniones de sus socios. Además, en la mayoría de estos casos en los que la ejecución es insuficiente se suele ver perjudicada la calidad del producto, así como su variedad y opciones de consumo. En mi localidad, Valencia, se pueden encontrar tres asociaciones de estas características como son Paradox, Berlín y Túria (antiguamente conocida como Soho).
Otros ejemplos de irregularidades éticas en colectivos cannábicos simplemente capitalizan al extremo la idea del negocio y no atienden a ninguna otra faceta de la idea original. En estos dispensarios es común encontrar a la venta todo tipo de productos alimenticios y que las instalaciones no sean de disfrute para los socios y se alquilen, como consolas o juegos de mesa. Además de esto es muy común que no se avale a los nuevos “socios”, con objetivo de meter al máximo de personas posible, al margen de su procedencia e interés más allá del consumo, y por supuesto asumiendo riesgos para la asociación y los socios. Esto en conjunto es una aberración para la idea de colectivo o asociación, pero con el atractivo del dinero hay dispensarios como el Veintiuno que tienen esta praxis.
En definitiva: es de suma importancia la elección de una buena asociación, en la que se respete la legislación vigente para clubes cannábicos y se priorice la comodidad y la idea original de agrupación de socios, en la que hay corresponsabilidad por el club y afecto entre sus miembros. Sea un dispensario grande o pequeño, no es excluyente para ofrecer una buena variedad y calidad de los productos, así como un ambiente amigable y con otros objetivos más allá que vender y fumar.