Todos conocemos los peligros de fumar. En el momento de la combustión se liberan sustancias cancerígenas que entran en nuestro organismo, independientemente de si fumamos tabaco o hierba. Los filtros son una forma de reducir esta ingesta de componentes no deseados.

Gracias a la porosidad del carbón, las moléculas más grandes de toxinas quedan atrapadas en el filtro. Así se reducen los efectos más nocivos del consumo. Pero ¿qué hay de las propias moléculas de THC? Una parte también es detenida por los filtros, junto con el resto de sustancias perjudiciales, por lo que se reduce un poco la potencia al fumar hierba utilizando estos filtros.

Los filtros de carbón activo son capaces de evitar hasta un 40% más que los filtros tradicionales de tabaco, lo que los hacen la alternativa superior en cuestión de detención molecular. Como hemos visto, esto también afecta a los cannabinoides, por lo que el sacrificio de estas moléculas nos permitirá incrementar nuestra esperanza de vida.

Por tanto, las conclusiones que sacamos del uso de filtros de carbón activo son fundamentalmente la mejora de salud del sistema respiratorio y general, con la contra de perder sabor y potencia en nuestros canutos. Nada mal si por ejemplo somos fumadores habituales, ya que vas a colocarte igual con la ventaja de poder hacerlo durante más años.