En muchas ocasiones escuchamos de pasada o vemos alguna noticia que habla de cómo afecta el consumo de THC al cerebro, casi siempre aduciendo a su prejudicialidad para la materia gris. Pero ¿es cierto esto y acaso todo son consecuencias negativas?
Debido a la complejidad del órgano cerebral es difícil de entrada identificar las relaciones entre los distintos cannabinoides y neurotransmisores, lo que imposibilita ser tajante con el análisis de los resultados, pero es posible aún así dar algunas respuestas y observar ciertas consecuencias en el funcionamiento de nuestra unidad central de proceso.
Existen principalmente tres áreas en el cerebro que ven afectado su Sistema Endo Cannábico (SEC en adelante), con la alteración química responsable de éste: el hipocampo (que controla la navegación y la memoria), el cerebelo (sistema motor y navegación) y el ganglio basal (movimiento, aprendizaje, hábitos y emociones). Además de esto, la forma de administración del cannabis varía los efectos debido al estado diferente en el que llegan las moléculas el SEC.
Dentro de los usos beneficiosos podemos encontrar la aplicación del CBD para el tratamiento de la epilepsia en personas resistentes a otros fármacos gracias a su capacidad para regular la actividad eléctrica en el cerebro. Otra aplicación interesante es su uso para el alivio de conmociones.
El aumento del apetito es una de las consecuencias más notables del THC y demuestra gran utilidad para el tratamiento de trastornos de carencia alimenticia, en sí mismos o provocados por enfermedades como el cáncer. También el CBD puede utilizarse para ayudar al estado de ánimo o disminuir la ansiedad gracias a la interacción del SEC con el sistema límbico.
Otro uso muy conocido es el tratamiento del dolor, gracias al equilibrio del sistema nervioso conectado con el SEC, y se puede utilizar en multitud de molestias independientemente de su origen. También hay estudios en estos momentos para su uso con el envejecimiento cerebral, el Alzheimer o Parkinson; debido a su interacción en las mismas áreas del córtex.
Como consecuencias negativas podemos encontrar la alteración de la memoria a corto plazo, por su interacción con el hipocampo, que simplemente permanece mientras duran los efectos de la sustancia pero puede provocar cierto estrés. También está el síndrome de dependencia que puede llegar a generar por su estimulación y la posible exacerbación de síntomas psicóticos o esquizofrénicos.