Como sabemos, la marihuana contiene diversos compuestos (también denominados cannabinoides) que interactúan con el Sistema Endo Cannábico. Este regula diversos procesos fisiológicos, entre ellos los que tienen que ver con el sistema inmune. Los dos activos predominantes: tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD) tienen diversos efectos en nuestras defensas.

Estudios sugieren que el THC puede debilitar el sistema inmunológico reduciendo el número de células inmunológicas y su actividad, haciendo más difícil que nuestro cuerpo pueda defenderse de infecciones y bacterias. Esto puede desencadenar una menor respuesta frente al cáncer y que se favorezcan las enfermedades autoinmunes. También otros estudios parecen indicar que el uso cotidiano y continuado puede alterar el sistema inmunológico, con la aparición de enfermedades como la bronquitis crónica.

Por otra parte, el CBD muestra efectos anti-inflamatorios y puede alterar el sistema inmune, aumentando el rendimiento de este. Algunos estudios sugieren que el CBD puede inhibir el crecimiento y la propagación de algunas células cancerígenas, convirtiéndolo en un tratamiento potencial para el cáncer. Las capacidades anti-inflamatorias también pueden ayudar en patologías autoinmunes como la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide.

Es importante saber que estos estudios no llegan a conclusiones totalmente definitivas todavía y que el consumo de marihuana tiene efectos buenos y malos para nuestro sistema inmune. Además, si este consumo se realiza fumando el daño pulmonar tiene efectos negativos para las defensas inmunológicas por lo que es aconsejable contemplar otras formas como los vaporizadores o comestibles.

En conclusión: el THC es potencialmente negativo para el sistema inmune, mientras que las capacidades anti-inflamatorias del CBD pueden resultar beneficiosas. Aún con todo, es necesaria una mayor investigación al respecto y siempre es recomendable consultar con un profesional médico en última instancia.